¿Explicar algo o incluso comprenderlo en cierto sentido es lo mismo que justificarlo? Parece ser que para mucha gente lo es. Pero es necesario diferenciar entre explicar, comprender y justificar, tres conceptos que se mueven en esquemas paralelos pero en planos diferentes y que parecen englobarse en el mismo, sobre todo en temáticas sensacionalistas irreflexivas.
Cuando ocurre algo, lo primero que habría que intentar es conocer la realidad de esa situación y explicar lo que ha ocurrido. Pretender ceñirse a los hechos empíricos y dejar a un lado la subjetividad de cada uno, tratando de ser imparcial. Buscar la objetividad pura es imposible, porque la fuente de información ya suele describir el hecho desde su punto de vista, pero bueno, si os apetece ya criticaremos la existencia o no de la objetividad en futuras publicaciones. Volviendo al tema de describir los hechos en sí, la gran mayoría de las personas deberían explicar igual una misma situación.
Si damos un paso más allá, llegamos a la comprensión. Esta fase no se da sin haber adquirido la primera. Necesitas conocer en gran medida lo que ha ocurrido para poder comprenderlo, que no justificarlo. Comprender, entender, se sustenta simplemente en desarrollar la empatía. Tener la capacidad de trasladarse a una situación ajena, sentirla como propia y buscar las razones que utiliza esa persona para desarrollar ese comportamiento dado ¿esto implica que se trata de justificar sus actos? no, simplemente se trata de ampliar un conocimiento sobre los hechos y tener una visión más global de la situación. Por si no lo había dicho, esto no es justificar. Aún así, la palabra comprensión da lugar a dos posibles significados. Por un lado, el hecho de tener un conocimiento más amplio de lo ocurrido desde la perspectiva del autor (nivel reflexivo al que se debería llegar en toda situación), y por otro, entender la comprensión dando un paso más allá, entender la reacción del individuo ante la situación que tenía, aunque esto no implica que se esté justificando. Os pongo un ejemplo para que quede más claro.
- Ejemplo 1: Si tú robas un banco porque no tienes dinero, puedo comprender que en tu cabeza pienses que necesitas dinero y que es la opción más factible. Lo comprendo en tanto que es tu decisión, pero no entiendo que se realice esa acción ni mucho menos la justifico.
- Ejemplo 2: Si tú robas una barra de pan porque tienes hambre, comprendo que busques comida y que en esa situación, el ser humano actúe de esa manera, es decir, el nivel de comprensión llega más allá que en el primer ejemplo pero sigo sin justificarlo.
- Ejemplo 3: Si tú estás muerto de hambre, no hay ninguna forma de conseguir comida por ningún medio y te encuentras en una situación límite de hambruna mientras que el resto de la gente obvia tu problema, y decides robar una barra de pan, te entiendo, te comprendo que actúes así, y justifico tu acto ya que en esta situación se niegan los derechos fundamentales del ser humano.
Quizás estos ejemplos no os resulten muy familiares ni los escuchéis todos los días en las noticias, por lo que voy finalizar la entrada con un tema desgraciadamente demasiado habitual, los atentados terroristas. Cuando barbaries así ocurren, se mezclan reacciones de odio y tristeza. Y esto es normal.
Sin embargo, se inculpa a los que realizan estos actos atroces indultando al resto de la sociedad, y eso, es negar una realidad existente. Cuando el alcalde de Zaragoza comentó que quizás Occidente no había hecho todo lo correcto, una ingente cantidad de personas se le echaron encima guiadas y cegadas por el odio. En ningún momento justificó los actos, ni mucho menos. Decir que quizá tantas invasiones a países de Oriente Medio con fines políticos y económicos no es lo más correcto no significa que justifiques los actos deleznables, simplemente es tener cordura. Tener cordura para darse cuenta que el odio solo engendra más odio, que el mundo está tan interrelacionado que poco o nada se puede solucionar si no se es capaz de que cada uno reflexione sobre sus actos.
La humanidad necesita avanzar, y para ello hay que dejar a un lado los prejuicios y el odio, sino, será demasiado peso en nuestra espalda que nuestras piernas no podrán soportar.
Editado por Sundgren
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