Las buenas compañías

Caminaba entre susurros que salían por debajo de las puertas; ella creía escuchar su nombre y unas voces familiares que la reclamaban. No se atrevía a mirar hacia el interior de las habitaciones ni levantar la cabeza hasta el espejo que estaba al fondo del pasillo temiendo lo que pudiera encontrar reflejado. Como todas las noches, hacía el trayecto desde el salón hasta su habitación, aterrada cuando los fantasmas volvían. Cuando casi había llegado al final, escuchó el crujir de una mecedora contra el parquet...

 Sabía que no debía hacerlo, de forma instintiva giró la cabeza y vio aquella figura sentada y de tez pálida que con ojos brillantes la miraba fijamente, el miedo le hizo apoyarse contra la pared y cerrar los ojos, siguió a ciegas hasta el dormitorio. Destapó las sábanas después de haberse tomado la pastilla preparada en la mesilla y logró introducirse en la cama ignorando las voces que ahora más claras decían su nombre mientras los muebles temblaban a su alrededor.

 Volvió a estar cabal unos minutos antes de quedarse dormida, entonces se dio cuenta que estaba sola, ya no había nadie, moriría sola, cerró los ojos y deseó que volvieran los fantasmas.

Editado por The Night Talker

2 comentarios:

  1. Me encanta, espero tus próximos microrrelatos con entusiasmo ;)

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  2. Me encanta, espero tus próximos microrrelatos con entusiasmo ;)

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