SOBREINFORMACIÓN por Radimov

La información no siempre llega limpia e inalterada desde cualquier punto desde el cual se emita, hasta los potenciales receptores, es algo obvio. Cuando es un hecho involuntario fruto de la casualidad o de la ignorancia podríamos decir que es una mala información, o incorrecta; pero cuando ha sido fabricada ad hoc, con oscuros intereses, se habla de desinformación. No es ni una ni la otra la que quiero desarrollar, yo hablo de sobreinformación, un fenómeno relativamente nuevo, o que crece exponencialmente y que puede causar graves perjuicios a la razón.


Las ingentes cantidades de información que recibimos tanto de nuestro entorno más cercano como de los medios de comunicación, tradicionales o nuevos, quizá nos permitan estar enterados a cada momento de hechos puntuales, pero a menudo es una cantidad tan grande de datos la que pasa por nuestro cerebro, que éste, no tiene tiempo para filtrarla y asimilarla. Si realmente pusiéramos empeño en intentar poner en valor los temas realmente importantes, dejaríamos de mirar los árboles como el que sigue buscando el bosque y no nos dejaríamos obnubilar por ese juego de sombras que nos hacen seguir con la mirada mientras no nos damos cuenta de que por detrás nos están robando la cartera. Aunque esta reflexión, por lo breve, este llena de vaguedades, no por eso el problema es menor ya que en la sociedad se va generando un juego de discusiones sin importancia mientras se van cerrando los márgenes de la percepción, generando la sensación de que la discusión y la crítica están muy vivas, mientras el cauce se va estrechando y la desembocadura no es precisamente esperanzadora.

No es que plantee que nos hagamos todos ermitaños, que dejemos de estar informados sobre el mundo que nos rodea y que pasemos las jornadas meditando mientras hacemos la postura del saludo al Sol. Sino que antes de emitir juicios rápidos, sobre temas de los cuales creemos estamos en posesión de la verdad ya que nos han llegado por muchos canales que suponemos fiables, nos planteemos si la verdad, que es algo tan difuso, la podemos tener posesión. 


Editado por Radimov

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