Amor prohibido


Los ojos de ella seguían clavados en el techo, mientras unos labios bajaban por su torso desnudo besando cada milímetro de su piel. Una intensa luz les alumbraba cuando él decidió pasar sus manos de las caderas a la entrepierna y desde ahí subir unos centímetros hasta el punto de no retorno, donde la excitación supera a la razón. Ella seguía dejándose hacer mientras su amante vigilaba los sonidos al otro lado de la puerta, para evitar ser descubiertos en tan comprometedora situación. Se quitó el guante de su mano derecha para sentir con mayor intensidad la tersura y delicadeza de la piel blanca sin mácula que se presentaba ante sus sus ojos.


Le retiró el pelo rubio y pajizo de la cara para poder deleitarse una vez más de aquellos labios carnosos y esos ojos azules, que no había podido olvidar desde la primera vez que los vio. <<Al fin solos>>, dijo mientras terminaba de descubrir la sábana que aún tapaba parte de las piernas de su idolatrada acompañante. La besó en los labios con tal intensidad que notó que algo estallaba en su interior convirtiéndose en éxtasis extraordinario.

Todo se desmoronó cuando miró su reloj; se dio cuenta de que era la hora en que volverían de comer sus ayudantes y tendrían que continuar con la autopsia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario