Isla Palmerston, jo... ¡qué isla!



Isla Palmerston
Quiero comenzar esta sección de geografía con un post dedicado a las islas, las grandes olvidadas. Si pensamos en geografía, nuestra mente imagina continentes y grandes países, pero la realidad nos dice que existen una innumerable cantidad de islas, muy superior a la de países continentales. Algunas pertenecen a otros grandes estados y otras son independientes, pero lo que todas tienen en común es una cosa, agua. Como bien sabréis, una isla es un conjunto terrestre rodeado de agua en todas sus partes, lo que nos lleva a su otra singularidad común, el aislamiento.

Ya que tienen suficiente las pobres con estar ahí “solicas” en medio del mar, y que además con el cambio climático muchas de ellas se “ahogarán”, qué menos que hacerles un pequeño homenaje desde el blog. Así pues, hoy os voy a hablar de la Isla Palmerston, una de las quince pertenecientes a las Islas Cook.

Las Islas Cook fueron habitadas en el S VI por primera vez por polinesios que llegaron desde Tahití, y allí continuaron viviendo tranquilamente un milenio hasta que en el S XVI y XVII arribaron los primeros navegantes europeos al archipiélago. Aun así, se le atribuye el “descubrimiento de estas islas” al capitán James Cook en 1773. Ya vivían polinesios desde hacía 1200 años, pero llega “el Cook” y “ole sus huevos”, pensó: todo esto que lleve mi nombre, y estos que hay aquí, pues les saludamos, pero vamos, que esto es nuestro, que para algo lo hemos descubierto.

El fiera de William Marsters
Bueno, pues una de esas islas, la Isla Palmerston estaba inhabitada hasta que en 1863 William Marsters, un carpintero británico llegó a la isla con la mujer maorí con la que se acababa de casar y sus dos primas. Como los 2 km2 del lugar no les daban opción a hacer grandes cosas, decidieron promover la endogamia. Se casó con las otras dos, y con sus 3 mujeres tuvo 23 hijos y 134 nietos. De vez en cuando, se iban todos juntos en familia, nunca mejor dicho, de excursión a la que ellos llamaban "The Mountain" (La Montaña), el punto más alto de la isla. Esta caminata no duraba más de 10 minutos, ya que la Montaña era realmente una pequeña duna de 6 metros de altura. Vivieron felices y contentos, basando su alimentación en cocos y pescado. A principios del S.XX, poco antes de que nuestro querido William falleciese, decidió dividir el vasto terreno de la isla en 3 partes, una para cada mujer; división que continúa vigente y que utilizan como sistema para rotar la alcaldía de la isla.

En la actualidad, sigue siendo una de las islas más remotas del planeta, tardando 9 días en bote para llegar a su costa desde el punto más cercano. La población se ha visto reducida por una fuerte emigración, sobre todo en los últimos 40 años. Se conoce que los que abandonan la isla creen, inexplicablemente, que las oportunidades que hay en ella son escasas. 300 -como los espartanos- convivían en 1970 y en el presente 62 valientes disfrutan de este paraje, de los cuales, 60 son familiares directos de William Marsters, hablando todos ellos inglés con acento del condado de Leicestershire, de donde era originario el "jefe de la manada"



Editado por Cabeza de Vaca

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