Benditas apariencias


Sintieron alivio cuando encontraron el cartel de <<posada a dos quilómetros>>. Se miraron extrañados al ver que anochecía y no salía ninguna luz de las ventanas. Se inquietaron cuando llamaron insistentemente y nadie les abría. Se sobresaltaron al escuchar finalmente una voz temblorosa tras la puerta mientras ya se alejaban. Dudaron si entrar, pero la dulce cara de la abuelita les hizo decidirse...


Dejaron sus cosas en una húmeda y lúgubre habitación. Bajaron por los escalones de madera que crujían a cada paso mal iluminado por las tenues bombillas pendulantes. Sintieron un fuerte golpe en la cabeza. Se miraron aterrorizados, sentados uno frente al otro y amordazados. Descubrieron que la anciana no vivía sola y que su rostro ya no era dulce. Uno, vio como al otro le rajaban y sacaban las tripas los mugrientos acompañantes de la anciana. Le repugnó ver como relamían los cuchillos antes de volver a hundirlos en el torso aún con vida de su amigo hasta que le abrieron las costillas de par en par. Aceptó que ahora venían hacia él; ya no hubo más verbos.


Editado por The night talker

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